martes, 9 de septiembre de 2014

Y al comienzo solo había palabras.

Desde que aprendí a escribir, es ha eso a todo lo que me he querido dedicar, no escribo, no estudie letras y sin embargo nunca he dejado de hacerlo, de niña comencé escribiendo poemas y cartas a mis papás, de adolescente escribía cartas de amor a mis amigas cual Cyrano de Bergerac, he escrito diarios toda la vida, mis pensamientos, cuentos, historias, ideas, etcétera, etc.

Nunca he sido más feliz que cuando escribo, a veces solo lo hago de manera mental cual soliloquio y todo cuanto ahí escribo es buenísimo; aunque nunca lo paso a la hoja, en cierto modo no quiero perderlo. He llegado a pensar que escribo por escribir y en otras ocasiones solo lo hago para mi, pero en secreto deseo poder ser leída por los demás.

Con las palabras nunca me he comunicado mejor que de forma escrita, si las pasara por mi voz perderían fuerza, se convertirían apenas en un susurro, en un molesto pitido.

Para mí las palabras valen porque puedo leerlas, por estar impresas y dejar el mundo de la virtualidad para convertirse en seres reales.

Amo escribir, tanto como un niño ama jugar, voy a dejar de temer a las opiniones de los demás, es hora de que deje nacer a mis palabras que dejen de ser sola mías para regalarlas al mundo.

Alejandrina Vagabunda.

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